lunes, 6 de julio de 2015
Otra noche a solas
Otra noche a solas
Se acerca la negra noche y ya su corazón siente su presencia. Es otra noche a solas sin aquel gran amor de tantos años. Todavía no se acostumbra a la soledad, le sucumbe la agonía, le desespera el ya no ver el atardecer a través de su ventana. Sus tiesas arrugas esconden un inverosímil miedo a aquella a quien cantan los búhos y aúllan lobos feroces. Quién diría que desde su juventud se entregara plenamente a ella y ahora pretende echarla a un lado.
El infame reloj da las nueve, su cuerpo decrépito ya comienza a agotarse más y más. Ella no ignora las señales de la vida pero le invade el terror nocturno y dormir le es imposible. No deja luz encendida por el insoportable calor; al menos tiene una lámpara, la misma que siempre observa al mínimo susurro.
A veces sueña que su amado duerme a su lado, pero se despierta y ve un fantasma que se esfuma al levantarse despavorida de su ingente cama. Odia a la noche. La noche le es un desfile de sombras y molestos ruidos que no reposan ni la dejan reposar.
Sin embargo al encender la bombilla todo vuelve a su normalidad. Es como un absurdo cuento, una terrible pesadilla, un verdadero infierno que nunca quiere acabar. Dormiría de día, ha intentado hacerlo pero algo se lo impide. Un mecanismo, cruel y despiadado que la evolución preparó al hombre: Que no se puede dormir sin oscuridad.
Y al pasar las horas en su tormento, al fin logra el anhelado descanso.Y al despertar da gracias a Dios por otro día. Otro día más de su indigna vida.
Angel Luis González
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario