El Monstruo del hielo
Lo vi acercarse, era imponente, su presencia causaba un miedo profundo. Perdido en aquel paisaje glaciar sin saber el porqué, se acercó ese gigante. Cómo al mirar una montaña se levantaba mi vista a su rostro, apenas imperceptible. El lienzo azul blanquecino del aire no daba crédito a mis ojos. Del intenso frío no pude moverme. Y me tomó del nevado suelo y se estremecieron todos mis huesos. No había nadie más; preso en la soledad no hubo a quién implorar ayuda. Sin fuerzas para gritar ya todo parecía perdido. Mi salvación fue despertar de aquel sueño, escuchando estas palabras: el frío me tomó entre sus manos.
Angel Luis González